Prepare todos los ingredientes en bols con las medidas exactas indicadas en los ingredientes. Al trabajar los huevos usaremos primero las claras y luego las yemas así que si queréis podéis separarlos ya desde el principio.
Calienta el horno a 210 ºC y prepara los moldes donde vertirás el preparado de magdalenas.
Tritura con una batidora la piel de limón hasta que quede casi como una masa, luego resérvala.
Vierte las claras de huevo junto con una pizca de sal en un bol de cristal o barro grande. Si no has montado antes claras de huevo puedes seguir los pasos que se indican en este tutorial. Cuando las claras estén montadas resérvalas.
Agrega en un bol las yemas de huevo, la piel de limón triturada y tres cucharas de miel. Bate con la batidora hasta conseguir una masa homogénea.
Mientras sigues removiendo la masa, agrega poco a poco el aceite de girasol y la leche. Sigue removiendo hasta unificar.
Aún nos falta añadir la harina y la levadura, incorpóralas a la mezcla y remueve hasta que quede una masa ya más similar al preparado para magdalenas.
Corta con un cuchillo media tableta de chocolate en trozos pequeños, incorpóralos a la mezcla.
Llega la hora de verter la masa en el bol con las claras montadas y envolver de fuera a dentro hasta conseguir una masa uniforme. Dejamos reposa 15 minutos. ¡Ya estamos casi listos!
En los moldes de silicona o papel que tienes listos, añade la masa de magdalenas con miel y chocolate. Introdúcelos en el horno a 220º durante 12 minutos.
Pasado este tiempo las magdalenas deberían haber crecido en volumen gracias a la levadura y estar ya un poco tostadas. En este punto yo suelo apagar el horno, abrir un poco la puerta y dejar la bandeja dentro para que se terminen de hacer. Puedes sacarlas a los 5 minutos.
¡A disfrutar de un estupendo desayuno con estas magdalenas con miel y chocolate!