Corta las berenjenas en finas láminas de 2-3 mm. Aunque puedes pelar la berenjena previamente, usualmente se comen con la piel y su sabor es excelente. En nuestro caso la hemos pelado por tratarse de una berenjena vieja con partes que desechar.
Ponlas a remojo en agua con una cucharada de sal durante 20 minutos.
Pica el perejil y mézclalo con el pan rallado. Precalienta el horno a 180ºC.
Una vez estén las berenjenas, escúrrelas y déjalas secar en un plato con papel de cocina.
Pon film de horno en una bandeja y añade un chorrito de aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal.
Coloca las berenjenas evitando que queden unas sobre otras, introdúcela la bandeja en el horno y déjala 25 minutos. Cuando queden 10 minutos puedes dar la vuelta a las berenjenas para que se hagan uniformemente por ambos lados.
Saca las berenjenas cuando estén crujientes y añade miel al gusto.